El malecón avanza paralelo al río Guayas, su construcción es reciente y está muy concurrido. Caminamos unos doscientos metros y nos encontramos con "la rotonda", el monumento que recuerda la conferencia entre los libertadores San Martín y Bolívar. Las conversaciones entre ambos generales fueron secretas, y lo que se dijeron allí sigue siendo materia de discusión entre los historiadores. Prefiero recrear esas charlas recurriendo a la literatura, y para eso elijo la obra de teatro "El encuentro de Guayaquil", de Pacho O'Donnell. El autor es un ubicuo personaje que supo ser funcionario en los gobiernos de Alfonsín, Menem y Kirchner. Las leyes de la probabilidad señalan que en este preciso momento le debe estar pidiendo una secretaría de estado al presidente Macri.
BOLÍVAR.-Tengo entendido que el general Canterac sitia la capital con veinte mil realistas.
SAN MARTÍN.-Veinticinco mil.
BOLÍVAR.-Los tuyos no llegan a diez mil. Si cae Lima en manos de los godos se demorará un poco la independencia total.
SAN MARTÍN.-Tu egoísmo no será ajeno.
BOLÍVAR.-No es egoísmo...
SAN MARTÍN- (sugestivo).-Algunos sospechan que tú preferirías que yo fuese derrotado por los godos para quedarte como único jefe independentista.
Todos los paseantes se fotografían frente a "la rotonda". Los generales en el monumento se estrechan la mano, como si no existiera ninguna diferencia entre ellos.
SAN MARTÍN (suspira).-Y de los míos, como ya te conté, y de los chilenos que no me perdonan el fusilamiento de los hermanos Carrera del que no he sido culpable (pausa triste)
BOLÍVAR (cálido).-Estos días en Colombia... disculpa, en Guayaquil, te ayudarán a despejarte y a pensar mejor.
Caminamos un poco más y decidimos cenar en un local que promete aire acondicionado y una hermosa vista al río. Pero el frío en el interior es intenso y decidimos sentarnos en una mesa al aire libre. Hay ventiladores alrededor de las mesas, lo que nos permite imaginar el intenso calor que debe reinar durante el día.
BOLÍVAR.-Esta noche habrá un baile en tu honor.
SAN MARTÍN.-Estás apurado por despedirme, veo...
BOLÍVAR (pícaro).-He seleccionado personalmente a las mujeres más bellas. No te arrepentirás de haber venido a Colombia.
SAN MARTÍN.-Si no me equivoco estamos en Guayaquil, no en Colombia.
El camarero es un joven uruguayo. Alba le pregunta si de día hace mucho calor, y el muchacho resopla. Le cuenta que está todo el día con la ropa mojada de sudor y pegada al cuerpo y que suele preguntarse por qué no está en su Uruguay natal. Pero que, pese a todo, el lugar le gusta y se siente cómodo con su trabajo. Cenamos un saltado de carne y pollo con menestra y bebemos jugos naturales de mora y piña increíblemente dulces.
SAN MARTÍN (viste el uniforme).-Bueno, debo partir. Antes quiero pedirte algo.
BOLÍVAR.-Lo haré, te lo prometo. Vaya usted con Dios, señor Libertador de las Provincias Unidas, de Chile y del Perú, y espero que su Rosa sepa levantarle el ánimo.
SAN MARTÍN.-Le dejo la gloria, futuro libertador de toda la América, y pague el precio que haya que pagar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tiene ganas de dejar un comentario? ¡Siéntase libre de hacerlo, su comentario es bienvenido!