miércoles, 24 de agosto de 2016

Un cuadro, un cuento

Llegamos al hotel Camino Real cuando la noche ya se había posado sobre Oaxaca. El lugar había sido un convento y estaba escasamente iluminado. La habitación allí costaba 250 dólares la noche, nosotros nos alojábamos en una casona colonial devenida hotel a una cuadra del zócalo pagando la quinta parte. En una pequeña puerta lateral había un grupo de hombres con trajes oscuros y aspecto de matones. Sin intimidarnos, les preguntamos si podíamos entrar para conocer el bar "Las Novicias". Uno de ellos nos indicó que siguiéramos derecho hasta el patio y que allí dobláramos a la izquierda. Reinaba una tenebrosa penumbra y parecía no haber ningún huésped, estábamos solos en la infinidad de esos pasillos. En el patio había una alberca iluminada y, al fondo, unas luces en las que se vislumbraba el bar. Pero allí tampoco había nadie, sólo una muchacha detrás del mostrador que nos miraba con una sonrisa. A ella le contamos la razón de nuestra visita: queríamos ver un cuadro que, supuestamente, estaría ubicado en una salita contigua. En él estarían retratados un sacerdote y una joven monja. Pero la muchacha, poco comunicativa, no conocía la existencia de ese cuadro. Nos íbamos a retirar en el momento en que apareció un muchacho joven, moreno y delgado, que nos aseguró que sabía dónde estaba ese retrato. Nos condujo entonces por un oscuro pasillo mientras nos contaba que su nombre era Juan, que era de Puebla y que estaba en Oaxaca haciendo una pasantía en el hotel para completar su licenciatura en hotelería. Llegamos a una amplia galería con columnas y arcos ovales, encendió una luz y, ante nuestro asombro, allí estaba la pintura. Ese cuadro inspiró al escritor italiano Ítalo Calvino para escribir el cuento "Bajo el sol jaguar".
Oaxaca se pronuncia Uajaca. El hotel al que llegamos había sido, originalmente, el convento de Santa Catalina. Lo primero que notamos fue un cuadro, en una salita que llevaba al bar. El bar se llamaba "Las Novicias". El cuadro era una gran tela oscura que representaba a una monja joven y un viejo sacerdote, de pie, uno junto al otro, las manos ligeramente separadas del cuerpo, casi rozándose. Figuras más bien rígidas para ser un cuadro del siglo dieciocho, una pintura con la gracia un poco torpe propia del arte colonial, pero que transmitía una sensación perturbadora, como un espasmo de sufrimiento contenido.
 Ví en el rostro de Alba su asombro al comprobar que este cuadro existía realmente. Habíamos leído este relato en los años noventa, cuando Ítalo Calvino estaba muy de moda. Fue el libro póstumo del escritor, quien quería dedicarle un cuento a cada uno de los sentidos. La muerte lo sorprendió con sólo tres relatos escritos. "Bajo el sol jaguar" está dedicado al sentido del gusto y siempre fue el que más me impactó. A Alba siempre le gustó más "Un rey escucha", excelente motivo para que continuemos celebrando nuestras diferencias. Juan se tenía que retirar y nos invitó a que regresemos al día siguiente para recorrer el antiguo convento y ver otros cuadros a la luz del día. Nosotros regresamos al bar para celebrar el hallazgo brindando con un par de Coronas.
Mientras comíamos los platos típicos de la cocina oaxaqueña, nos preguntábamos por qué le agregan tanto picante. Una respuesta lógica parece ser que el picante produce sensación de saciedad, y que es característico de la cocina de aquellos pueblos que, al no disponer de alimento suficiente, pasaban hambre. Pero el autor, refiriéndose a la comida preparada por las monjas en el convento, aporta otra visión:
"Tenían sus criadas", había contestado Salustiano y nos explicó cómo las hijas de familias nobles entraban en el convento con sus propias criadas, de modo que, para satisfacer los veniales caprichos del paladar, los únicos que les estaban permitidos, las monjas podían contar con una multitud diligente e infatigable de ejecutoras. Y en cuanto a ellas, no tenían más que idear y preparar y comparar y corregir recetas que expresaran sus fantasías encerradas entre aquellos muros, fantasías, además, de mujeres refinadas, y ardientes, e introvertidas y complicadas, mujeres con necesidades de absoluto, con lecturas que hablaban de éxtasis y transfiguraciones y martirios y suplicios, mujeres con exigencias contradictorias en la sangre, genealogías en las que la descendencia de los Conquistadores se mezclaba con la de las princesas indias, o de las esclavas, mujeres con recuerdos infantiles de frutas y aromas de una vegetación suculenta y densa de fermentos, aunque crecida en aquellos soleados altiplanos.
Al día siguiente nos pasaron a recoger por el hotel para ir a Monte Albán, una antigua ciudad que fue habitada por olmecas, zapotecas y mixtecas. No tiene la vastedad de Teotihuacán, pero impresiona por la belleza del valle en donde fue edificada. Nos detenemos a observar los bajorrelieves conocidos como "Los danzantes", que Calvino describe en su cuento. El impiadoso sol nos invita a buscar la fresca sombra del museo hasta el momento del regreso. Luego de almorzar carne de cerdo con mole oaxaqueño, una salsa negra que combina ajíes picantes con la dulzura del chocolate, decidimos regresar al antiguo convento para reencontrarnos con Juan. Él, con gran entusiasmo, nos mostró una placa en la entrada de una suite que recuerda que allí se hospedaron los reyes de España, Juan Carlos y Sofía. Nos mostró los patios, los largos pasillos y la antigua capilla donde hoy funciona el restaurante. Nos acompañó para que miráramos todos los cuadros de la amplia galería y no comprendió por qué insistimos con volver a ver aquel enorme retrato del viejo sacerdote y la joven monja, esa pintura que encierra los secretos de una pasión prohibida.
El cuadro que inspiró a Ítalo Calvino para escribir su cuento "Bajo el Sol Jaguar"

Iglesia de San Francisco en Oaxaca, México

Una de las esculturas llamadas los danzantes en Monte Albán, Oaxaca

Ruinas de Monte Albán en Oaxaca

Delicias culinarias de Oaxaca y su cocinera

Sector de la antigua lavandería en el hotel Camino Real de Oaxaca

Lugar de la antigua capilla en el hotel Camino Real de Oaxaca

Nosotros posando junto al cuadro que inspiró a Ítalo Calvino para escribir su cuento Bajo el Sol Jaguar

Portada del libro Bajo el Sol Jaguar de Ítalo Calvino

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